The Morning show

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Lo primero… muy muy bien la calidad de Apple TV. Se ha subido al carro con fuerza a competir en calidad (que no en cantidad). Como debe ser. Enhorabuena y gracias.

Esta entrada del blog va a estar a caballo entre el comentario cinematográfico en sí, y una reflexión que me vino a la cabeza al acabar de verla. Metiéndonos en materia… la serie me gustó, aunque reconozco que, en ese formato, me quedo mucho antes con el “The Newsroom” de Aaron Sorkin. Esta última la he visto dos veces y realmente me apasiona. Combina la ficción de la serie y sus personajes, con hechos reales importantes que ocurren en el intervalo de tiempo en el que transcurre. Por ejemplo, es apasionante ver desde el punto de vista de un informativo periodístico, como se vive la muerte de Bin Laden (The Newsroom) o el COVID (The Morning Show).

Dicho esto, escribo aquí, porque sí que me planteó un dilema moral la temporada 1 de la serie con la polémica que rodea a Mitch.

Poniendo en antecedentes… (¡ojo, super spoiler!)

Mitch es un presentador importante, famoso, rico y poderoso de la televisión americana. Desde esa posición, se aprovecha para mantener relaciones sexuales consentidas con mujeres con peor posición que él, o que directamente le admiran. Ellas son seducidas por el popular presentador y sin duda son atraídas, no por su encanto y belleza, sino por su estatus. Él las haces sentir importantes (y a ellas les encanta) y luego las ignora o simplemente pasa página. Él está casado (y todas lo saben), y solo buscaba el placer inmediato.

¿Mitch es un monstruo? 

Sin duda alguna, algo está cambiando como sociedad. Hace treinta, cuarenta, cincuenta años… el hilo argumental que sigue la temporada uno, no habría tenido recorrido.

Decir que Mitch es íntegro y honesto, obviamente sería mentir. Sin duda, es miserable, mezquino y déspota. No sé en qué porcentaje, pero lo es. 

¿Y ella? ¿Es totalmente víctima? Hannah (así se llama la protagonista de esta historia en la temporada 1 que tiene un affaire con Mitch) vivió un episodio desagradable, de eso tampoco hay duda. Pero… ¿en qué momento fue desagradable? ¿Fue desagradable cuando la hizo sentir importante y hablaba y la seducía…? ¿o fue desagradable cuando días después se cruzaron en los pasillos de la redacción y Mitch fue frío y distante?

Esto, que parece un tema menor, no lo es. Mitch, no engañó a nadie (o al menos a mí no). Yo viéndole actuar (valga la redundancia) ya veía que tipo de persona era, y Hannah pecó de inocente y débil.

Vaya por delante que no creo que Hannah sea culpable de NADA, y vaya por delante que pienso que, si tuviera que poner obligatoriamente en un lado al bueno y en otro el malo, no dudaría que Mitch sería el malvado del cuento. Pero… ¿hasta dónde llegamos en la condena?

El final de esta temporada acaba con mucho revuelo interno dentro del todopoderoso canal de comunicación cuando esto se destapa, y obviamente con mucha presión social y mediática debido al personaje que es. El resultado es que se saltan todas las reglas de la intimidad, e intentan aupar a Hannah como una víctima débil y desvalida en manos de un Mitch depredador sexual sin escrúpulos, cercano a Jack el Destripador. 

Todo esto, envuelto en el movimiento #MeToo que es donde se mueve esta primera temporada de la serie.

¿Cómo se resuelve esta temporada? Con el suicidio de Hannah.

Ahora bien… Según vi los créditos del final de temporada con este suicidio, le pregunté a mi esposa (la vi con ella), ¿quién ha tenido la culpa de todo esto? Rápidamente me dijo… el cabrón de Mitch. Pero después empezamos a conversar y ¿¿qué porcentaje de culpa tuvo Mitch?? ¿¿cuánto tuvo Hannah por su manera de ser y afrontar esto?? ¿¿cuánto tuvo su empresa al abordar esto como una noticia?? ¿¿cuánto tuvo #MeToo y la presión de un movimiento que, en algunas ocasiones, seguro que apoya y ayuda, pero en otras magnifica y distorsiona??

Yo mi conclusión la tuve clarísima, TODOS estos aspectos tuvieron impacto, y la suma de todos ellos, dio el trágico resultado. Si tuviera que decir (y esto es impopular) cuál de ellos tuvo más, no diría Mitch, ya que su “delito” no fue tan grave como para desencadenar el resultado, y fueron esos multiplicadores, esos amplificadores, los que derivaron en una presión y en una situación que Hannah no supo gestionar.

Cuidado con lo “moderno y lo guay”, que estamos en un momento actual de buenismo que está dando como resultado un “pasado de vueltas”, y cuando esto ocurre, las consecuencias no son más y mejor, sino caos y decadencia.

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